Los podomorfos son grabados rupestres que muestran lo que parecen ser plantas de pies humanos. Aunque presentes en diversas culturas, en el ámbito canario conforman una manifestación artística de los indígenas maho, común a las islas de Lanzarote y Fuerteventura, cuya función exacta es por ahora enigmática aunque no parece descabellado pensar que guardasen relación con rituales mágico-religiosos.
Precisamente, la conservación de los podomorfos presentes en la montaña de Tindaya (Fuerteventura), declarada Monumento Natural por el Gobierno de Canarias en 1994, es el principal argumento de la oposición al proyecto ideado en 1985 por el escultor vasco Eduardo Chillida, consistente en la excavación de espacios vacíos cúbicos en el interior de la misma. Esta oposición ha tomado cuerpo a lo largo de los años a través de varias campañas, destacando en 2011 la denominada Tindaya no se toca, revitalizada en 2014 por el Dr. José Farrujia de la Rosa.
En esta ocasión, dedicamos este breve artículo a mostrar dos podomorfos conservados en la villa lanzaroteña de Teguise. El primero de ellos se exhibe en el Museo de la Piratería / Castillo de Santa Bárbara, mientras que el segundo forma parte de la mampostería de una de las paredes más antiguas de las destruidas casas del Señorío de las islas de Canaria, posteriormente reconstruidas como sede palatina del Marquesado de Lanzarote. Actualmente, algunas de estas dependencias forman parte de una empresa de restauración mientras que otras son de uso privado, por lo que el acceso a los podomorfos debe llevarse a cabo bajo permiso.
En cuanto a los estudios publicados sobre esta materia, queremos destacar el artículo Interpretando lo rupestre, visiones y significados de los podomorfos en Canarias, del Dr. Javier Soler Segura.
Antonio M. López Alonso