El Gánigo de Guadajume (3/3): Matar a Peraza

Recreación de una antigua mujer gomera según Leonardo Torriani circa 1590 (fuente: Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, signatura Ms. 314, f. 81r.)

Para conmemorar el 20 de noviembre de 1488, día en que presuntamente estalló la rebelión de La Gomera contra Fernán Peraza el Joven, señor castellano de la isla, vamos a dar continuidad a nuestro anterior par de artículos sobre este importante hito histórico con un testimonio inédito que aporta algo más de luz sobre los hechos, y proponiendo una nueva hipótesis conforme a estos datos.

Se trata de la declaración prestada en La Gomera el 27 de febrero de 1590 por Pedro Hernández Muñoz, notario del juzgado eclesiástico, en un interrogatorio a testigos instruido en el contexto de la querella presentada por Hernán Sánchez Moreno, uno de los regidores del concejo de La Gomera, contra Martín Manrique, notario del Santo Oficio de la Inquisición y también regidor municipal. Con las preguntas formuladas en su defensa, el demandado buscaba socavar la credibilidad de su demandante invocando los oscuros antecedentes familiares de este y haciéndolos contrastar con el brillo de su propio linaje, entre otras mañas.

Antes debemos puntualizar que la historiografía canaria ya conoce una parte de la declaración de Pedro Hernández Muñoz gracias a un fragmento, de no menos importancia que el que traeremos a colación, citado en 1967 por el profesor Alejandro Cioranescu para apoyar una novedosa hipótesis que desarrollaría en 1995: encarnar la verdadera identidad del historiador barroco fray Juan de Abreu Galindo en fray Juan de San Francisco, provincial de la orden franciscana en Canarias en torno a 1560-1563[1]Esta hipótesis sería adoptada en 2004 por el profesor Antonio Rumeu de Armas sin mención al precedente de Cioranescu..

Ofrecemos ahora nuestra lectura de dicho fragmento, inserto en el legajo conservado en el Fondo General Canario del Santo Oficio de la Inquisición, del archivo de El Museo Canario, bajo la signatura moderna ES 35001 AMC/INQ-052.016 (folio 29), advirtiendo que tanto el profesor Cioranescu como, años más tarde, el investigador José Antonio Cebrián Latasa erraron el nombre del declarante, que transcribieron como Juan Fernández Núñez, y no Pedro Hernández Muñoz, además de equivocarse también en el año de la testificación, que señalan respectivamente como 1581 y 1585[2]VIERA Y CLAVIJO (1967 [1772-1783]), pp. 483-484, y CEBRIÁN LATASA (2007), p. 116.. Modernizamos el idioma y la puntuación:

Otrosí dijo [el testigo Pedro Hernández Muñoz] que, recorriendo su memoria, es así que estando en la isla de Canaria hablando con fray Juan de San Francisco, su hermano provincial que a la sazón era en estas islas, le enseñó y dio a leer la orden que se tuvo sobre ganar estas islas, escrito de letra de tirado, compuesto por Alonso Jáimez Sotomayor que fue casado con hija de Esteban Zambrana, primo[?][3]La vocal final aparece algo emborronada, así que no podemos descartar que se trate de «padre», como leen Cioranescu y Cebrián Latasa, aunque ignoramos si este ofrece su propia lectura o se limita a seguir al historiador rumano. Con todo, creemos que la expresión «padre de su padre deste testigo», de ser cierta, parece aclaración un tanto enrevesada que el testigo pudo resolver de manera mucho más sencilla con un «abuelo (paterno) deste testigo», un «casado con tía deste testigo» o un «casado con hermana del padre deste testigo», por lo que optamos por el parentesco de primos, a la espera de algún análisis genealógico que lo confirme o rechace fundamentadamente. de su padre de este testigo, que fue uno de los conquistadores principales de la dicha ysla […]

Matar a Fernán Peraza

El resto –como decimos, inédito– de la declaración de Hernández Muñoz empieza haciéndose eco de la brevísima reconstrucción que la vieja crónica hacía del levantamiento, simplificando la cruel represalia que Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria, desataría sobre el pueblo gomero:

[…] y en un capítulo contaba cómo los gomeros mataron a Hernán Peraza, señor de estas islas de La Gomera y Hierro, y cómo vino a esta isla Pedro de Vera, capitán nombrado por los Reyes Católicos, porque fue sabedor de la muerte del dicho Hernán Peraza y fue llamado por doña Beatriz de Bobadilla, su mujer, y vino con copia de gente e hizo grandes justicias contra los matadores y los que le[s] dieron favor a matarle […]

En cuanto a los motivos del levantamiento, el testigo es claro sobre las causas:

[…] que ciertos gomeros entendían en ello diciendo que [Fernán Peraza] andaba con sus mujeres e hijas […]

Pero en cuanto al cómo se gestó la muerte de Fernán Peraza, el declarante ofrece nuevos datos que matizan lo aseverado por las fuentes narrativas:

[…] y algunos de los gomeros ancianos aconsejaron que no le matasen salvo que le prendiesen y lo llevasen preso a España y lo entregasen a los Reyes Católicos, que ellos harían justicia, y que así les desviaron de ello, y que con este consejo los dichos gomeros se volvieron a sus estancias […]

Y entonces nada habría ocurrido de no ser porque en el camino de vuelta los alzados se encontraron con alguien que tenía especial interés en hacer desaparecer para siempre al despótico señor castellano de la isla:

[…] y que yendo donde dicen los roques de Agando [se] encontraron con el abuelo [o] bisabuelo de la madre del dicho Hernán Sánchez y le dieron parte de lo que pasaba, y que el dicho gomero, que era uno de los principales caudillos que trataban de la muerte del dicho Hernán Peraza les hizo [volver] a ejecutar su [roto] así con su consejo dieron vuelta y [roto] que el dicho Hernán Peraza estaba en una cueva con ciertas mujeres de los gomeros [roto] entraron y le mataron, y en aquel lugar se puso [una] cruz sobre un roque que se llamaba Cruz de Hernán Peraza, y así a los matadores y participantes les apregonaron por traidores, y esto es lo que vio y sabe en este caso, y lo propio ha oido decir después que entró en esta isla a personas antiguas y es la verdad por el juramento que hizo él mismo […]

Estamos por tanto ante el primer testimonio conocido que vincula el magnicidio de Fernán Peraza a un linaje particular: la familia materna del regidor Hernán Sánchez Moreno, quien por ironías del destino, según la cuarta pregunta del interrogatorio, había sido nombrado para el cargo por merced de un nieto de la víctima: don Diego de Ayala, II conde de La Gomera.

«[…] y que yendo donde dicen los roques / de Agando [se] encontraron con el abuelo [o] bisabue / lo de la madre del dicho Hernán Sánchez / y le dieron parte de lo que pasaba […]» (fuente: archivo de El Museo Canario, signatura ES 35001 AMC/INQ-052.016, f. 29r).

Mencía «Bella»

Martín Manrique, el querellado, sabía muy bien lo que hacía al presentar los antecedentes de la familia Bello, la rama materna de Sánchez Moreno, como prueba de que la palabra y la persona del querellante no eran dignas de crédito, al ser «gente baja» que en su día había poseído esclavos, ganados y tierras, pero que con el tiempo había devenido en pobreza, con varios de sus miembros involucrados en delitos y ominosos sucesos.

Mencía Bello, hija de Álvaro Bello, a menudo referida como Mencía «Bella», la madre del querellante, panadera y vinatera, y una de sus hijas, Úrsula Sánchez, fueron enjuiciadas por la Inquisición de Canarias por proferir insultos contra unos agentes del Santo Oficio[4]Manuscrito ES 35001 AMC-INQ-107.004.; Álvaro Bello, hermano de Mencía, tras regresar de una condena de destierro en las «Yndias de Portugal» –India–, había sido arrastrado, ahorcado y descuartizado por matar al gobernador Gonzalo de Amaya[5]ff. 23r, 32v.; Francisco Bello, otro hermano, también fue procesado por el Santo Oficio al declarar públicamente que no creía en Dios[6]Manuscrito ES 35001 AMC-INQ-108.005.; y la propia Mencía llamaba «ladrón viejo» a un tercer hermano, Esteban Bello[7]f. 32v..

Por si estos antecedentes no fuesen suficientemente desprestigiantes, Manrique sacó a colación además el caso de Hernán Méndez, portugués o castellano, abuelo o bisabuelo de Sánchez Moreno, casado con una mujer de la rama de los Bello, que fue ahorcado junto a una de sus hijas por incesto, asegurando varios testigos que otra hija «incestuosa», huyendo de su padre, se había derriscado desde una peña próxima al roque de Agando, que desde entonces se llamó Peña de Hernán Méndez –topónimo hoy perdido–[8]ff. 23r, 32r.. Pero lo cierto es que esa otra hija, o puede que una tercera, llamada Juana Méndez, se libró de la horca al casarse con un herrero gallego, Pedro Yanes, alias Pedrianes, a propuesta de este para salvarla de la muerte, y a costa de ser luego acusado de bigamia por el Santo Oficio, pues ya estaba casado con una mujer portuguesa[9]Manuscrito ES 35001 AMC-INQ-094.003..

El roque de Agando y, a la derecha, las laderas del Plan de Asisel o Aseysele (fuente: dronepicr / Wikimedia Commons).

Tras las huellas de Pedro Hautacuperche

Aventuramos anteriormente que el abuelo o bisabuelo de Mencía «Bella», el individuo que instigó finalmente la muerte de Fernán Peraza el Joven despreciando la opinión de los ancianos jefes gomeros de entregar el señor de La Gomera al juicio de la corona castellana, debía de tener un interés especial en liquidar al déspota, probablemente más íntimo, personal.

Por fray Juan de Abreu Galindo, seguido del doctor Tomás Marín de Cubas, ya sabemos que fue el pastor Pedro Hautacuperche quien encabezó el grupo de alzados que fue a por Peraza y quien en persona le asestó el golpe mortal. Por el primer autor sabemos además que Hautacuperche tenía su ganado en Aseysele, llamado en la cartografía moderna el Plan de Asisel, justo frente al roque de Agando –recordemos que los alzados, en retirada a sus hogares, se encontraron con el ancestro de Mencía «Bella» en los «roques de Agando»–, lo que hace ineludible la pregunta: ¿fue Pedro Hautacuperche el abuelo o bisabuelo de Mencía «Bella»? ¿O fue solo uno de los instigados por este para volver sobre sus pasos y acabar con Peraza?

El roque de Agando y el Plan de Asisel o Aseysele (fuente: GRAFCAN).

«Yballa era su apellido»

A la luz de la información anterior, quienes hayan seguido el texto hasta aquí habrán dejado de preguntarse por qué andamos insistiendo en entrecomillar el apellido alternativo de Mencía Bello –Bella–, pues sin duda se habrán percatado de la llamativa similitud entre este y el célebre nombre de la amante gomera de Fernán Peraza, y que fue testigo del atentado que acabó con la vida de este: Yballa o, más reciente, Iballa.

La cosa no pasaría de simple coincidencia de no ser porque la fuente más antigua en dar fe de este nombre, la llamada Crónica Ovetense[10]La relación de Pedro Gómez Escudero también atestigua el nombre de esta mujer gomera, pero al conocerse solamente una copia realizada y muy interpolada por Marín de Cubas, parece razonable poner en duda la mayor antigüedad de su testimonio., en el capítulo XXIV, folio 133r, afirma que:

[…] avia vna hermosa gomera que llamaban | yballa | o era su apellido […][11]La tachadura no consta en la transcripción del profesor Francisco Morales Padrón.

«[…] avia / vna hermosa gomera que llamaban | yballa | [o] era / su apellido […]» (fuente: Biblioteca de la Universidad de Oviedo, signatura M-164, f. 133r).

Naturalmente, como señalamos en la primera parte de esta serie, podríamos seguir aceptando que, con el término «apellido», el cronista quiso referirse a un nombrete o apodo, y entonces lo aquí propuesto carecería de validez, al menos parcialmente. Pero si fuese cierta la existencia de una relación entre el antropónimo Yballa y el patronímico Bello / Bella, nos parece pertinente plantear al menos dos posibilidades:

  1. Que, como hasta ahora se ha venido presumiendo, Yballa fuese originalmente nombre o apellido indígena, pero del que luego derivó el apellido Bello / Bella, al menos en La Gomera.
  2. Que Yballa fuese una corrupción introducida por un copista al consignar el apellido Bello / Bella, de origen portugués, lo que explicaría la rareza de la presencia del grupo «LL» en un nombre antiguo canario, de la que escasean ejemplos en la antroponimia isleña.

Al respecto de esta segunda posibilidad, puesto que de la llamada «crónica madre», atribuida al alférez mayor de la conquista de Gran Canaria Alonso Jáimez de Sotomayor, solo tenemos presuntas copias datadas en el siglo XVII, una de las cuales es esta Ovetense, nos permitimos especular que el texto en origen pudo haber sido algo parecido a:

[…] avia vna hermosa gomera que llamaban [omisión del copista] y B[e]ll[a/o] era su apellido […]

Sobra decir lo sorprendente que sería encontrar pruebas documentales de esta segunda posibilidad, ya que ello demostraría la existencia de apellidos portugueses entre la población indígena antes de su sometimiento definitivo por las armas castellanas en 1489 –recuérdese la notable influencia que tuvo Portugal entre los bandos gomeros atestiguada, entre otros, por Gomes Eanes de Zurara–, o más interesante aún, la existencia de población mestiza lusogomera al tiempo de la rebelión de 1488, y que además participó en esta.

Agradecimientos

Agradecemos al profesor José Barrios García el prestarnos su copia del manuscrito ES 35001 AMC/INQ-052.016 para llevar a cabo nuestra transcripción del mismo, así como por señalarnos las referencias bibliográficas relativas al profesor Alejandro Cioranescu sobre fray Juan de San Francisco.

Antonio M. López Alonso

Referencias

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