Esenciales (VI): Historia de Nuestra Señora de Candelaria

Portada de Historia de Nuestra Señora de Candelaria (fuente: Memoria Digital de Canarias).

Esto es lo que de las costumbres de los naturales he podido, con mucha dificultad y trabajo, acaudalar y entender; porque son tan cortos y encogidos los guanches viejos que, si las saben, no las quieren decir, pensando que divulgarlas es menoscabo de su nación.

Fray Alonso de Espinosa (Del origen y milagros de la Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria […] (1594), Libro I, Capítulo IX) 

A falta de una crónica específica sobre la conquista de Tenerife, la obra del fraile dominico Alonso de Espinosa (Alcalá de Henares, 1543 – ?, c. 1600) puede considerarse como la primera historia escrita sobre la isla del Teide, así como el segundo libro llevado a imprenta dedicado a las islas Canarias.[1]El primer libro impreso que trata sobre el Archipiélago data de 1583 y lleva por título, en su traducción al español, Descripción de las Islas Afortunadassiendo su autor el mercader inglés Thomas Nichols.

Dividida en cuatro libros publicados en un solo volumen el año 1594 en Sevilla, Del origen y milagros de la Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria, que apareció en la Isla de Tenerife, con la descripción de esta isla, fue abordada por su autor como un trabajo de investigación, casi periodístico, centrado en recabar las noticias relativas al carácter milagroso de la antigua imagen original  –desaparecida en 1826, y sustituida en el año 2000 por una reconstrucción idealizada hecha en bronce– de la Virgen de Candelaria, supuestamente aparecida a los guanches con anterioridad al inicio de la conquista realenga del Archipiélago, y que había sido custodiada y reverenciada por los antiguos tinerfeños en su santuario de la cueva de Achbinico, hoy ermita de San Blas, detrás de la actual basílica de Nuestra Señora de Candelaria.[2]Tanto el original como la recreación, que le supone un estilo gótico medieval a su modelo, y que permanece en la cueva de Achbinico, apenas guardan relación estética con la talla más conocida, neoclásica del siglo XIX, custodiada en la basílica. Sin embargo, su relevancia se extiende al campo de la etnografía, siendo esta una de las tres obras supervivientes más importantes sobre la antigua cultura guanche junto a los trabajos contemporáneos de fray Juan de Abreu Galindo y Leonardo Torriani, pues aunque carente de las habilidades de un auténtico historiador y etnógrafo, Espinosa deja sentir en esta obra su especial inclinación por los antiguos tinerfeños, probablemente influido durante su larga residencia en Guatemala por las tesis indigenistas de fray Bartolomé de las Casas.[3]CIORANESCU (1967), pp. X-XI. Así, cuando escribe sobre las distintas teorías que tratan de explicar el origen de la antigua población isleña, sentencia:

De estas opiniones puede seguir el lector la que le pareciere y más le cuadrare; que la mía es que ellos son africanos y de allá traen su descendencia, así por la vecindad de las tierras, como por lo mucho que frisan en costumbres y lengua, tanto que el contar es el mismo de unos que de otros. Allégase a esto también que los manjares son los mismos, como es el gofio, leche, manteca, etc.[4]Op. cit., libro I, cap. IV.

Y sobre la justificación de la conquista, siguiendo las tesis del padre Las Casas, defiende que:

Cosa averiguada es, por derecho divino y humano, que la guerra que los españoles hicieron, así a los naturales destas islas, como a los indios en las occidentales regiones, fue injusta, sin tener razón alguna de bien en qué estribar; porque ni ellos poseían tierras de cristianos, ni salían de sus límites y términos para infestar ni molestar las ajenas. Pues decir que les traían el Evangelio, había de ser con predicación y amonestación, y no con tambor y bandera, rogados y no forzados. Pero esta materia ya está ventilada en otras partes.[5]Op. cit., libro III, cap. V.

Exterior del santuario guanche de la Cueva de Achbinico, cristianizado como ermita de San Blas, en Candelaria, Tenerife (fuente: Wikimedia Commons).

Los cuatro libros abordan las siguientes materias:[6]CIORANESCU (1967), pp. XXVIII-XXXII.

  1. Descripción de Tenerife e historia y etnografía de los guanches con anterioridad a la conquista de la Isla, obtenidas a partir de entrevistas a los indígenas viejos que posiblemente por esos años siguen viviendo apartados de la sociedad colonial impuesta por los invasores europeos.
  2. Origen y aparición de la Virgen de Candelaria, a partir de las pinturas acompañadas de descripciones que sobre estos hechos se conservaban.
  3. La conquista de Tenerife y el establecimiento del nuevo orden colonial, así como la historia de la imagen de la Virgen de Candelaria y la fundación de su convento.
  4. Registro de cincuenta y siete milagros supuestamente atribuidos a la Virgen.

La edición sevillana de 1594 se agotó rápidamente y muchos de estos ejemplares se perdieron, pero por fortuna contamos con una copia digital de la misma, accesible públicamente a través de The Internet Archive. No obstante, aunque se han impreso diversas ediciones posteriores, nosotros recomendamos la de 1967, titulada Historia de Nuestra Señora de Candelaria, con transcripción e introducción a cargo del profesor Alejandro Cioranescu.

Antonio M. López Alonso

Referencias

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