Esclavos canarios en Valencia (homenaje a Vicenta Cortés Alonso)

La profesora Vicenta Cortés Alonso en Colombia junto a un grupo de indígenas yagua en 1959 (fuente: Archivo Histórico Nacional – Archivo Vicenta Cortés).

Como en repetidas ocasiones se ha hecho resaltar, la conquista de las Canarias es como el tubo de ensayo de la primera reacción entre dos elementos que se iban a entremezclar muy pronto y en mayores proporciones al abrirse las grandes rutas oceánicas: el europeo y el aborigen, cada uno con su bagaje material y espiritual.

Vicenta Cortés Alonso[1]CORTÉS (1955), p. 501.

En estas fechas en las que se celebra el Día Internacional de los Archivos, queremos rendirle un modesto homenaje a la profesora Vicenta Cortés Alonso (Valencia, 1925), infatigable maestra de archiveros, recordando uno de sus trabajos más significativos para la historiografía canaria: La conquista de las islas Canarias a través de las ventas de esclavos en Valencia.

Mujer especialmente sensibilizada con el mundo indígena africano y americano, la Dra. Cortés Alonso nos ofrece en este trabajo una reconstrucción del tráfico de vidas humanas a caballo entre los siglos XV y XVI. Una actividad que, resultándonos hoy en día estremecedora, no solo gozaba –y aún lamentablemente podemos decir que goza– de plena aceptación en numerosas comunidades humanas de todo el planeta, sino que además, en muchos casos concretos, obedecía a una regulación muy precisa, tanto en los mecanismos de captación como en los de liberación. Así, el propio cuerpo legislativo castellano –las famosas siete Partidas promulgadas por el rey Alfonso X–, haciendo diferencia entre presos y cautivos, sentencia que «cautivos son llamados por derecho aquellos que caen en prisión de hombres de otra creencia. […] esta es la mayor malandanza que los hombres pueden haber en este mundo».[2]Partida II, Título XXIX, Ley I. 

Finaliza el estudio con una recopilación de los apuntes oficiales de distintas compraventas de cautivos y trámites vinculados llevados a cabo entre los años 1489 y 1515 –intervalo iniciado casi sincrónicamente con la sangrienta represión, ordenada por los Reyes Católicos al gobernador Pedro de Vera, de la rebelión de La Gomera contra Fernán Peraza el Joven, rematada con un índice de más de un centenar de antropónimos indígenas valencianizados que figuran en dichos registros, entre los que destacan diversos nombres personales indígenas utilizados hoy en día, como Besay, Beselch, Atteneri, Xerach, Janequa, Cathaysa, Itahisa, y otros.

Nótese que estos nombres se obtuvieron casi seguro de boca de los propios cautivos, y que los escribanos encargados de consignarlos usarían la lengua valenciana, por lo que su pronunciación correspondería a los fonemas de aquella. Así, Beselch se pronuciaría probablemente «beselc»; Xerach, «sherac»; Janequa, «ianecua», e Itahisa, «itagisa» («h» posiblemente aspirada). La sílaba tónica, sin embargo, es desconocida, al no usarse en la época los signos diacríticos (acentos) ni haber normas para establecerlos.

Antonio M. López Alonso

Referencias

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