La erupción de Garachico (1706) según fray José de Sosa

Plano de la villa de Garachico (Tenerife) circa 1590, dibujado por el ingeniero cremonés Leonardo Torriani (fuente: Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra, signatura Ms. 314, f. 77v)

La Topographía de la ysla afortunada Gran Canaria, del franciscano, cronista e historiador canario fray José de Sosa (1646-p. 1730) fue escrita al menos dos veces.

La primera ocasión, en un manuscrito firmado por su autor, conservado hoy día en la Real Sociedad Cosmológica de La Palma, y que ha visto dos ediciones impresas, en 1849 y 1994, respectivamente; y una reedición de la primera (1943).

La segunda, en otro volumen, también autografiado, y adquirido de manos de un particular en 2021 por el Cabildo de Gran Canaria; tomo que pasó a formar parte de los fondos de la biblioteca y archivo de la Casa de Colón bajo la signatura COL MAN 1.

Si la portada de la obra original la autodata en 1678, si bien abarcando hechos de hasta finales de la década siguiente, este segundo e inédito volumen comprende al menos hasta los sucesos del año 1730. Por tanto, se trata de un escrito madurado por el padre Sosa a lo largo de más de medio siglo, proceso de seguro interrumpido por la muerte, que no podemos fechar con exactitud por no hallarse documentos que la atestigüen, pero que con toda probabilidad debió de llegarle a edad octogenaria.

Hace unos meses, ante el indudable interés del texto, decidimos abordar la transcripción íntegra del manuscrito –como dijimos, aún inédito–, que ya tenemos casi completada. Y en adelanto de la misma, ofrecemos aquí un par de párrafos del capítulo XXXV (I) del libro II [f. 167 (I)][1]Tanto la foliación del manuscrito como la numeración de los capítulos presentan algunas duplicaciones que resolvemos mediante numeración romana entre paréntesis., dedicado a enumerar los capitanes generales nombrados por la Corona de Castilla para la gobernación de Canarias, donde Sosa describe con brevedad, en un pasaje inédito, la erupción del volcán que asoló la villa tinerfeña de Garachico en 1706, y el eclipse solar que aconteció una semana después:

Fragmento del folio 167r (I) del manuscrito COL MAN 1, conservado en la biblioteca y archivo de la Casa de Colón (Las Palmas de Gran Canaria), donde fray José de Sosa narra la erupción de Garachico de 1706.

Comensó a governar [el capitán general don Agustín de Robles] con grande aplausso, y en donde más se señaló fue en una fatalidad que susedió en dicha ysla de Tenerife en el lugar de Garachico, y fue assí.

El día quatro de mayo día de señora santa Mónica comensó a humear la tierra; y oiéndosse mucho estruendo, y grandes temblores en aquella parte de la ysla, se abrieron bocas, y rebentó un bolcán, como legua y media arriba de dicho lugar, de el qual corrió tanto fuego en ríos de piedra ensendidos, que destruiendo lo que avía hasta dicho lugar, cassi le tupió su puerto, que era harto bueno, retirando el mar mucho trecho, aruinó y quemó lo más considerable de iglesias, y conventos, y cassas de algunos señores : Porque quemó la iglesia parroquial, que era un buen templo, sito serca de dicho puerto, destruió, y quemó el convento de nuestro padre san Françisco, convento grande de la provinçia, abrassó el convento de monjas claras su titular san Diego de Alcalá : Destruió el lugar, y curato de El Tanque; tupió, y abrassó muchas viñas, y heredades, maiorasgos de algunos señores, en cuio aprieto, y confussión se mostró dicho capitán general con gran valor, govierno, y charidad; valor en animar a los vezinos de dicho lugar, y otros que se juntaron, y hizo venir de otras partes, a que saliesen de el peligro, y sacassen de sus cassas lo más presioso de sus alajas, y prendas; govierno [sic, gobernó], en disponer a donde se asegurassen de algunos robos, que en tales ocaçiones acontessen : Y charidad en mantener, y sustentar a muchos, que salieron cassi desnudos de entre la confussión de tan ensendido mongibelo; de donde por la misericordia divina, no peligró criatura alguna.

Mientras duró tanto río de fuego, y tanto besubio de luçes, el día miércoles doçe de dicho mes de mayo, víspera de la Asençión de Christo señor nuestro a las ocho de la mañana, se eclipsó el sol, quedándosse tan obscuro el día, que como si fuera una lóbrega noche, se vieron luçir estrellas. Horribilidad, que aunque provenida quisá de causas naturales fue portentossa, y la tubieron muchos por presagio de tal fatalidad.

Antonio M. López Alonso

Visibilidad del eclipse total de sol ocurrido el 4 de mayo de 1706 (fuente: NASA / Xavier Jubier)

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