CRONOLOGÍA

Los testigos son:

• Juan Fernández del Alcoba, cómitre del Rey.
• Juan Íñiguez de Atabe, escribano de cámara y ex-secuestrador de Lanzarote.
• Martín Rodríguez, escribano público de Sevilla.
• Pedro Fernández del Ensay, de profesión desconocida.

De estos cuatro testigos, solo se conserva la declaración de Juan Íñiguez de Atabe, y solo por la parte del Concejo de Lanzarote. Se desconoce si los demás llegaron a declarar.

Los testigos son:

• Álvar Díaz, mercader.
• Fernán Muñiz, cómitre.
• Juan Bocanegra, de profesión desconocida.
• Juan de Pineda, primo de Inés Peraza y procurador de los Señores.

De estos cuatro testigos, solo consta la declaración de Juan Bocanegra.

• Orozco se presenta en el domicilio de Cabitos, collación de Triana, a hora de completas, pero la esposa de este le comunica que se encuentra ausente en Sanlúcar de Barrameda.
• Orozco acompaña a un testigo, Antón de Soria, que no puede testificar a pesar de encontrarse presente el escribano encargado de dar fe de los interrogatorios.
• El procurador señorial advierte que tiene conocimiento de la presencia en Sevilla de un grupo de rebeldes de Lanzarote, opuestos al Señorío, y exige que no se les tome declaración.

Documentos presentados en el Corral de los Olmos, a hora de misas: 

1. Escritura de testimonio en papel.
2. Traslado de carta de Juan II de Castilla.
3. Carta de donación en papel.
4. Escritura en papel.
5. Cinco escrituras en pergamino de cuero.
6. Carta en papel, sellada con cera colorada, de Juan II de Castilla.
7. Carta en papel, sellada con cera bermeja, de Juan II de Castilla.
8. Carta de sentencia en papel.
9. Carta en papel de Enrique III de Castilla.
10. Escritura de testimonio de posesión en papel.
11. Traslado de carta de privilegio en papel.
12. Carta en papel, sellada con cera colorada, de Isabel I y Fernando V de Castilla.

Cabitos exige a Pérez de Orozco que comunique a sus representados la real orden de devolver los documentos requisados a los procuradores del Concejo de Lanzarote.

La orden da respuesta a la queja de Diego de Herrera, por sí y en nombre de Inés Peraza, quienes afirman que el Concejo y los vecinos de Lanzarote no quieren cumplir la sentencia resuelta por el licenciado Pedro González de Taranco porque no viene firmada por el Rey.

• La carta es traída por Juan Álvarez, criado y escudero del difunto Fernán Peraza el Viejo y es leída públicamente por Juan Ruiz de Zumeta.
• Los vecinos acatan la orden y justifican la desobediencia previa en que la sentencia no venía firmada por el Rey y en su pretensión de velar por los intereses de la Corona desde hace seis años (en alusión a la expulsión del gobernador de Lanzarote impuesto por Portugal).

• En el auditorio de la plaza de Cuéllar se presenta Gutierre de la Peña, procurador de Diego de Herrera, quien a la vez actúa en nombre de Inés Peraza, y pide al licenciado Pedro González de Taranco que dicte sentencia respecto del pleito que mantienen sus representados contra Maciot de Béthencourt.
• Taranco falla a favor de Inés Peraza puesto que Béthencourt no había respetado el derecho de tanteo de Guillén de las Casas sobre la venta de Lanzarote y además la había vendido a una persona –el infante dom Henrique de Portugal– que no era súbdita de la Corona de Castilla.
• El derecho de tanteo prescribía a los cien días de su notificación. En ese plazo, el precio de la Isla debía pactarse entre dos personas, cada una elegida por cada parte. Prescrito el derecho, Béthencourt podía disponer de la Isla salvo enajenarla o venderla a persona no sujeta al rey de Castilla.
• El juez condena a Béthencourt, en rebeldía y contumacia, a las costas del proceso así como a abonar las rentas devengadas desde que vendió la Isla a Henrique de Portugal, para lo cuál Taranco designaría a dos personas que evaluarían dicho importe.

• Adrian de Benavente comparece a la hora nona en la iglesia de Santa María (actual Nuestra Señora de Guadalupe) estando reunido en ella el Concejo de Lanzarote, entregando su carta de poder y las cartas de Enrique IV conminando a los vecinos a recibir como señores a Inés Peraza y Diego de Herrera.
• Después de que Alfonso de Cabrera, como alcalde mayor, recibiera y acatase la orden, Benavente fue a las casas del Señorío y tomó posesión de las mismas, echando a Cabrera tal y como imponía el protocolo, ya que este era alcalde mayor en calidad de secuestrador.
• Luego fueron a la iglesia donde Cabrera y los vecinos juraron servir a los nuevos señores y sus descendientes, acudir a ellos con las rentas y frutos de la Isla, y acogerlos a ellos y a sus enviados.
• Benavente reasignó los cargos de alcalde mayor y alguacil, otorgándolos a Pedro de Aday y a Juan Calderón, respectivamente, pero conservando en su puesto de escribano a Juan Ruiz de Zumeta.
• Alfonso de Cabrera y los vecinos pidieron a Benavente que les diese los documentos de confirmación de sus derechos, firmados por los nuevos señores, lo que así se hizo.

Enrique IV responde con su firma al Concejo y vecinos de Lanzarote que se quejaban de que en la sentencia mencionada no figuraba la real rúbrica y, por tanto, habían decidido no acatarla.