Observaciones |
- Los monarcas resumen el pleito habido entre don Juan de Frías, obispo de Rubicón, de una parte, y los capitanes Alonso Gutiérrez, Fernán Martínez Nieto, Diego Gil, Alonso Sánchez Vaquenas, Juan Martínez de la Monja y Juan de Triana, de la otra parte, vecinos de Palos y de Moguer, responsables de transportar en sus carabelas a varios hombres y mujeres de La Gomera con sus hijos, que fueron vendidos como esclavos en dichas villas.
- Frías atestiguó haber estado muchas veces entre ellos como su pastor y prelado, que recibían los sacramentos y pagaban sus diezmos y que eran buenos cristianos, rogando, en consecuencia, que les devolviesen la libertad.
- Convocados los denunciados ante los jueces comisarios Villalón y Ramírez de Zamora, negaron que el obispo pudiese ser parte en el pleito y que su demanda adolecía de errores.
- Al no llegarse a un acuerdo, Frías solicitó que los oidores sentenciasen el caso, lo que así hicieron en ausencia de los demandados, que no se presentaron al dictamen en la posada del Dr. Ramírez de Zamora.
- Los jueces dieron la razón a Juan de Frías, dictaminando que los deportados, al ser cristianos y libres, non podieron nin deuieron ser catiuos nin detenidos en seruidumbre, y que debían ser puestos en libertad.
- Los demandados fueron condenados a abonar las costas del pleito, estimadas por Frías en 1.200 maravedís.
- Frías solicitó y obtuvo la expedición de la carta ejecutoria.
- La carta incluye una lista de casi un centenar de nombres de las personas deportadas, sin incluir los neonatos y bebés paridos por algunas de las mujeres al tiempo de su captura. Entre los hombres figura un tal ferrando el capitán de mulagua.
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