CRONOLOGÍA

• No se especifica el número de cautivos pero sí que no se logró venderlos, por lo que supuestamente quedaron en poder de Pedro de Vera y de Antonio de Arévalo.

• Como parte del quinto real se requisó 1 paño, 6 pares de zapatos y 1 par de borceguíes.
• No se menciona a Pedro de Vera, pero se deduce su participación al calcularse en el documento la mitad del quinto real, que los Reyes Católicos le habían otorgado.

La mitad del quinto real fue vendida en pública almoneda resultando:

• 1 mujer y 1 muchacho comprados por Juan Camacho.
• 1 mujer y 1 niño comprados por Miguel Genovés.
• 1 mujer comprada por Fernando de Trujillo.
• 63 cabras, carneros y ovejas comprados por Alfonso de Zurita.

La reanudación de la llamada Guerra de los CIen Años, con la contundente derrota francesa en Azincourt y la invasión inglesa de Normandía fueron probablemente las razones que motivaron el regreso de Jehan IV de Béthencourt a sus posesiones en suelo normando.

No se especifica el número de capturados salvo que entre ellos se encontraban tres fugitivos: dos hombres tenerifes (guanches) y una mujer, que fueron devueltos a sus dueños.

Se llevó un número indeterminado de cautivos a Gran Canaria, de los que correspondió al medio quinto real 1 muchacho y 2 muchachas.

Destacan los nombres de Juan Mayor y de Juan de Hoces, quien posiblemente sea, bien uno de los caballeros que mataron a Doramas, o el joven compañero de Alonso Fernández de Lugo (Hoces, a secas) que murió en la reyerta mencionada por Alonso de Palencia, entre los hombres de Juan Rejón y los de Pedro de La Algaba en la plaza de San Antón. En todo caso, figura como muerto en Gran Canaria, cobrando su madre el sueldo que se le debía, como heredera.

• Los esclavos fueron quintados en Gran Canaria. El quinto real consistió en un mozo, un hombre y una mujer con su hija, vendidos a Gonzalo de Arévalo, Juan Verde y Fernando de Trujillo, respectivamente.
• La fecha que figura en el documento transcrito por el profesor Ladero Quesada, como este mismo advierte, debe de ser errónea, pues indica el año 1485, que no concuerda con la datación de las cuentas presentadas por el propio Antonio de Arévalo.

La construcción duró dos meses, hasta finales de septiembre, con la ayuda de la carabela Buenaventura.