CRONOLOGÍA

• Cabitos le escribe carta a Orozco para que traiga sus testigos, pruebas y poder de Inés Peraza. Además, le pide traer el contrainterrogatorio al día siguiente (martes).
• Le dice también que los señores conocen la hora (tercia y nona) y el lugar (su domicilio de Triana) de las audiencias.
• Escribano: Diego Fernández de Olivares.
• Testigos: Diego Fernández de Jerez y Fernando Díaz de Toledo, escribanos del rey, vecinos de Sevilla.

• Alfonso Pérez de Orozco comparece ante Cabitos y Olivares a la hora tercia en el Corral de los Olmos de la iglesia de Sevilla, en nombre y en voz de Diego de Herrera, presentando dos cartas de poderes y un escrito de requerimiento.
• El escrito de requerimiento, firmado por Diego de Herrera, no muestra fecha ni lugar. 
• Cabitos asegura que responderá al requerimiento, siendo testigos Diego Fernández de Jerez --escribano del Rey-- y Pedro Martínez de España, ambos vecinos de Sevilla.

• Juan Íñiguez de Atabe: escribano de cámara, vecino de Sevilla en la collación de Santiago.

• Diego Porras: vecino de Sevilla en la collación de San Martín.
• Interrogado en el domicilio de Cabitos.

• Pedro Fernández Chichones: mercader.
• Juan García Bezón.
• Ambos, vecinos de Sevilla. Fueron llamados por portero.

• Juan Rodríguez de Gozón: mercader, vecino de Sevilla en la collación de Santa María.
• Antón Fernández Guerra: vecino de Triana.

Son testigos de la aceptación de la comisión Gómez Arias Inclán, vecino de Avilés, y Alfonso de Burguillos y Juan Rodríguez Candelero, vecinos de Sevilla en la collación de Triana.

Ese día, a la hora tercia, Cabitos se presenta ante Diego de Mesa, alcalde mayor de Sevilla, y Gonzalo García de Villamayor, escribano del Rey y notario público, siendo testigos además los vecinos de Sevilla, Diego Corbalán, Alfonso de Ribera y Ruy Sánchez, escribano del Rey, solicitando traslado de la carta de comisión de los Reyes Católicos para prevenir su pérdida.

• Los monarcas sobreseen sus cartas y sobrecartas que ordenaban a Beatriz de Bobadilla el depósito del importe hasta escuchar las alegaciones de los gomeros, ya que Bobadilla había comparecido ante el Consejo Real para justificar la venta de los prisioneros.
• Bobadilla defendió su actuación argumentando que:
  1. Los gomeros cautivados no eran ni fueron cristianos aunque tenían nombre de tales, ya que no hacían obras de cristiano ni se preocupaban de bautizarse, tenían ocho o diez mujeres, vivían desnudos y se llamaban con nombres gentiles. No permitían cristianos entre ellos y les hacían otras muchas supertiçiones a todas sus cristianas.
  2. Hacía ocho o diez años (por 1482 ó 1484) que Fernán Peraza se había quejado a los Reyes Católicos y al obispo de Canaria (Juan de Frías) al respecto, y que al final había llegado a un acuerdo con los gomeros mediante el deán de San Juan(?) y otras personas, por el que estos se comprometían a abandonar sus ritos e herrores y ser buenos cristianos o, de lo contrario, serían conquistados e dados en cabtiuerio e perpetua seruidumbre.
  3. Los gomeros no habían cumplido lo pactado, y como Fernán Peraza había tratado de que lo hiciesen, entre todos tramaron matarles a ambos y a sus hijos, librándose estos y ella por haberse refugiado en una torre de la dicha ysla, que le avían tenido çercada mucho tiempo.

• El rey le comunica al gobernador Bernat Joan Salvà que ha sido informado de que la carabela Santa María de la Antigua había arribado a Ibiza, aproximadamente hacía un mes, con el patrón Cristóbal Garrido, vecino de Sevilla, y Juan Alonso Cota, facedor de Beatriz de Bobadilla, para vender 91 esclavos canarios ganados en la conquista de las Islas.
• Cota se quejó de que el gobernador, a petición de algunas personas de Ibiza movidas de cierta codicia, le había requisado la nave con toda su mercancía, alegando que los cautivos eran robados, cristianos y no de buena guerra, y que a pesar de sus reiteradas peticiones para mostrarle que los esclavos eran propiedad de Bobadilla y que se los devolviese junto con la carabela, Salvà no quiso hacerlo.
• El rey ordena a Salvà restituir sin dilación la nave y los esclavos, además de permitirle a Cota vender su mercancía libremente e indemnizarle las costas de la causa abierta por este caso.

Observación

• Es seguro que se trata de una parte de los gomeros deportados tras la rebelión de La Gomera de 1488.